En muchas ocasiones, los escaladores somos capaces de hacer compatible nuestra actividad con el resto de usuarios de los espacios donde desarrollamos nuestra actividad (ciclistas, senderistas, cazadores, conservacionistas…), incluso de llegar a acuerdos con la Administración, pero, paradójicamente, en ocasiones no hay forma de entendernos entre nosotros mismos. La pluralidad y riqueza de éticas y modalidades de la escalada muchas veces da como resultado posturas irreconciliables, y esto acaba repercutiendo de forma muy negativa a la hora de actuar como un colectivo unido y con una sola voz.
En esta pequeña pieza que rodamos en la escuela de Faro de Budiño (Pontevedra) José Juan Domínguez (escalador, equipador y uno de los dinamizadores de la escuela) nos explica cómo los escaladores han logrado ponerse de acuerdo y que las distintas tendencias que existen en la zona —escalada deportiva, escalada tradicional y vías de largos— convivan y se respeten entre ellas. Supuso un gran reto y esfuerzo de más de dos años de reuniones y negociación. Obviamente todos tuvieron que ceder de una u otra manera pero finalmente el resultado fue muy positivo.